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Un avatar que conecta con lo humano, lo imperfecto y lo auténtico para cuidarnos mejor
Un avatar que conecta con lo humano, lo imperfecto y lo auténtico para cuidarnos mejor
Hablamos con Miryam Artola Dendaluce (creadora de Muxote Potolo Bat) y autora de «Con (mucho) cuidado» publicado por Ediciones KHAF.

¿Cómo nace este libro?
El libro nace de un proceso personal, a raíz de la petición de la editorial de escribir sobre el Cuidado. Esto conecta mucho con la idea de mi dibumensaje diario a través de mi avatar Muxote Potolo Bat. Con el libro quiero compartir un viaje personal y colectivo hacia el autocuidado, la autenticidad en las relaciones y la conexión con nuestro entorno. Está basado en mis vivencias, errores y aprendizajes, con el propósito de ofrecer una herramienta práctica y reflexiva que invite a cada lector a encontrar su equilibrio y cuidar de sí mismo, de sus vínculos y del ecosistema.
¿A quiénes te diriges en estas páginas?
Me dirijo a cualquier persona que esté buscando un camino hacia la conexión y el crecimiento personal y relacional, desde adultos que quieran profundizar en su autocuidado, hasta familias que puedan compartir estas reflexiones con sus hijos e hijas (tanto niños, adolescentes como jóvenes). Por eso he querido que el libro tenga un lenguaje accesible y emocional que conecte con personas de todas las edades. Y es por eso también que combino el texto y los dibujos para que «el viaje» tenga sentido y sea algo que pueda hacerse con sencillez y a la vez con profundidad.
Si tuvieras que resumir el contenido del libro en tres o cuatro puntos, ¿cuáles serían?
Pues los propios tres movimientos que plantea el libro:
- Cuidarme: la importancia de ponernos en el centro para equilibrar mente, cuerpo, corazón y tiempo.
- Cuidarte (con un doble ritmo de yo te cuido, tú me cuidas): poniendo el foco en construir vínculos nutritivos y saludables, basados en el respeto y la empatía.
- Cuidarnos: donde el cuidado se amplía hacia nuestro ecosistema, con prácticas sostenibles y responsables.
Y, añadiría, que entiendo el autocuidado, del que tanto se habla hoy en día, como la suma de esos tres movimientos y que se basa en poner el foco en sentir y hacer todo lo que está en mi mano (sin echar balones fuera).

- Y en un cuarto punto planteo, en clave de decálogo, una invitación a que cada persona construya su propia «caja de herramientas», con pequeños gestos diarios que pueden provocar movimientos positivos importantes en nuestra vida y en la de otras personas.
¿Qué pesa más en el libro, la letra o la ilustración? ¿Ambas por igual? ¿Cómo se complementan?
Ambas tienen un peso equilibrado y se complementan profundamente. Ese es también el foco de mis dibumensajes diarios. Los textos ofrecen mis reflexiones y pautas prácticas, mientras que los dibumensajes, actúan como anclajes visuales que inspiran y refuerzan las ideas principales. Juntas, crean una experiencia más potente e inmersiva, que conecta tanto la mente como el corazón y quiere ser siempre una invitación a tomar partido. Insisto: siempre desde lo que está en mi mano.
¿Es un libro sobre el cuidado y, en primer lugar, sobre el cuidarse. ¿Crees que en general, en nuestra sociedad, nos cuidamos mucho por fuera y poco por dentro? ¿Por qué?
Mmmm… pues no lo diría así. Porque, al menos recientemente, estamos poniendo también el foco en cuidar nuestro Bien Ser y Bien estar, más allá de priorizar la imagen externa (que, por cierto, no necesariamente es siempre salud física). Aunque esta última sigue teniendo el protagonismo. Durante demasiado tiempo hemos descuidado la salud emocional y mental. Este libro es una invitación a conectar con uno, con una misma y hacer ese viaje para cultivar esos hábitos, esos tiempos, esos gestos que nutren nuestro mundo interior y, por ende, nos colocan en una mejor posición para relacionarnos con otras personas y con el mundo.
¿Cuándo nos preocupamos por el concepto de cuidado? ¿Tiene que ver con la edad, con las circunstancias vitales?
En mi caso, el concepto de cuidado ha estado más presente en momentos o bien de enfermedad, o de crisis, cambios y desafíos vitales. Pero también es cierto que, con la edad y la experiencia, tendemos a valorar más la importancia del cuidarnos y de cuidar lo que nos rodea, como una forma de conectar con el propósito, encontrar balance y ganar en cotas de libertad personal y también de calma interior.
¿Qué vivencias le han hecho a Miryam Artola Dendaluce aprender a cuidarse, a cuidar a otras personas y a cuidar el planeta?
Pues han sido mis experiencias personales más fundantes: desde pérdidas significativas hasta momentos de conectar con mi más profunda vulnerabilidad y dolor. Esos momentos y personas han sido auténticos maestros y maestras en mi vida. Y me han llevado a aprender a priorizarme, a poner límites, a vivir con el corazón agradecido, a valorar y cuidar los vínculos que me nutren y a asumir en todo momento una responsabilidad activa hacia mí misma y hacia el entorno que me rodea.
¿Por qué crees que un personaje como Muxote puede generar identidad en las personas que la siguen y transmitir mensajes de valores, como este del cuidado?
Muxote representa la conexión con lo humano, lo imperfecto y lo auténtico. A través de sus (mis) dibumensajes, crea un puente que invita a las personas a conectar con ellas mismas y a reflexionar sobre valores esenciales como la vulnerabilidad, la empatía, la solidaridad. También desde la imperfección, el dolor, el cansancio y esos lugares más «grises» que también habitamos. Siempre con un tono de liviandad, agradecimiento y reivindicando el «p´alante».
¿Crees que estamos educando a las generaciones posteriores en el valor del cuidado?
Sin duda creo que hemos avanzado mucho en esto que llamamos «inteligencia y bienestar emocional», aunque también creo que queda por hacer. La educación en
valores, en nuestra interioridad, así como la conexión con nuestra trascendencia debe ser más intencional, promoviendo prácticas que enseñen a cuidar de uno mismo (física, mental y espiritualmente), de otras personas y del planeta desde edades tempranas, y entender el “autocuidado” como suma de esos «cuidados».
¿Qué cosas principales podemos aprender en tu libro?
No sé si se trata de aprender. Yo hablo de una invitación a hacer tu propio recorrido (y para ello yo muestro el mío a manos abiertas y corazón abierto) para poner tu Bien Ser y Bien Estar en el centro, a construir relaciones más saludables, a ganar en consciencia de esas relaciones, a conectar con tu entorno y a realizar pequeños cambios diarios que pueden generar pequeños grandes cambios en tu vida y en la de otras personas.
¿Qué has aprendido tú al dibujarlo y escribirlo?
Sobre todo, ha sido un (re)conocerme y «poner en limpio» mi propio viaje. En ese sentido, me he hecho más consciente de que este viaje es continuo y que hay que hacerlo con (mucho) cuidado. Y sigo aprendiendo que abrirme y mostrar mi vulnerabilidad y compartir mi propia experiencia conecta con otras personas y puede inspirar a otros a descubrir su propio viaje.

En el libro recomiendas algunos hábitos concretos. Regálanos uno concreto para cuidarse, para cuidarnos, para cuidar el planeta.
Un hábito muy sencillo: dedicar unos minutos al día para agradecer algo bueno que te haya pasado. Los sí-es que están y ocurren en un día cualquiera. Esta práctica me ayuda a cultivar la gratitud, contribuye a mi Bien Ser y Bien Estar emocional y me conecta con lo bueno y posible, que es una buena manera de terminar o empezar el día.
¿Para ti, dibujar es una forma de arteterapia, de cuidado personal?
Suelo decir que mis dibumensajes diarios (¡que los llevo compartiendo desde hace ya 14 años!) han sido uno de mis principales procesos terapéuticos. Conectar conmigo y reflejar ese sentipensamiento a través de un dibujo y un mensaje me ha ayudado a poner nombre a mis emociones, aceptarlas, afrontarlas Y al compartirlo con otras personas y que esos dibumensajes resuenan también en otras Vidas y otros corazones me sirve de encuentro y conexión y de alguna manera me ayuda a encontrar calma y liviandad en los pequeños caos de mi existencia.
¿De qué otras maneras te cuidas habitualmente?
El libro está lleno de todo lo que hago hoy para cuidarme: desde los cafés tranquilos un domingo por la mañana, caminar por la naturaleza, celebrar la Vida siempre que puedo con tardeos de conversa y baile con mis amigos, hasta ofrecerme de manera intencionada momentos de soledad para estar conmigo y recargar energías. ¡Ah! y uno muy importante: respirar, consciente, la Vida.
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