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«Acompañar a los niños en su despertar religioso es un momento muy especial»

«Acompañar a los niños en su despertar religioso es un momento muy especial»

Hablamos con Anna Jusmet, autora de «Tú estás aquí, tú estás en mí» publicado por LAUDE.

Entrevista a Anna Jusmet
Creación editorial 20 Agosto 2025

¿Cómo nace este libro?
Este libro nace porque un día sentí una fuerte llamada a escribirlo.
Me encontré en un momento donde algunos niños/as y adultos me comunicaron que sentían un vacío, que no sabían exactamente como acabar de llenar, algunos se sentían solos o abrumados.
También me explicaban que cuando empezaban a conocer la figura de Jesús se encontraban como con una distancia, no entendían dónde ni como hablar con Jesús, ya que no lo podían ver ni tocar y no sabían exactamente por dónde empezar a tener una conexión con la oración.
Me di cuenta de que cuando les hablaba a los niños/as con los ojos del amor, en lo cotidiano, todo cobraba sentido. Sólo hay que mirar alrededor y descubrir el amor en todas las cosas, es entonces, que se despierta un gracias desde lo hondo del corazón.
Con este ejercicio de gratitud por todas las cosas y por los gestos de cada día empezaron a descubrir que no tenían que buscar Jesús, sino que Jesús siempre está en cada uno de nosotros a nuestro lado acompañándonos.

¿Por qué este título?
El título del libro en forma de frase se va repitiendo al final de cada oración.
 La intención del libro es que los niños/as entiendan que no están solos, que Jesús los quiere, y los acompaña y que así se inicien en la oración, convirtiendo todos los momentos de su día a día en una continua acción de gracias.
Por eso la importancia del título y de que cobre protagonismo en cada una de las oraciones.

En él hablas de acompañamiento y agradecimiento ¿por qué son tan importantes ambos para ti?
Hablando con algunos niños y adultos y viendo la situación actual me he dado cuenta de que a veces podemos sentir un vacío. Ante dificultades o errores que todos cometemos, a veces no nos perdonamos y podemos llegar a sentir mucho dolor, culpa o soledad. Jesús nos ha liberado de ese dolor. Nos dice que siempre estamos perdonados. El amor de Dios nos hace libres. 
Tomar consciencia de ello te hace mirar al mundo con compasión porque a ti te han perdonado primero. Por eso hablo del acompañamiento: «No estás solo, Jesús siempre está contigo». El amor de Dios no tiene límites.
Al mismo tiempo, la gratitud te abre el corazón a la vida y te hace ver el mundo desde otro ángulo. Te hace vivir desde dentro.
¡Hay tanto por lo que agradecer desde que amanece hasta que se pone el sol!

 

Tus oraciones para los más pequeños están inspiradas en lo cotidiano, ¿consideras que esto resulta más fácil para los niños, orar a partir de su día a día?

Considero que los niños/as aprenden más a partir de experiencias que son significativas. Cuando hablamos de lo que de verdad viven y sienten es cuando conectamos con ellos y podemos hacer que la experiencia del amor de Dios cobre vida porque habla de su realidad.

 

 

 

Interior Tú estás aquí_1

Nos enumeras algunos de los momentos del día a día de los niños para los que has escrito estas oraciones.
El libro está compuesto de 30 oraciones que hablan de las vivencias de los niños/as y están basadas en su realidad, para que se puedan sentir identificados/as y las oraciones cobren vida. Menciona momentos como el amanecer, la llegada al colegio, los ratos con amigos, cuando no se encuentran bien… 
Pero el libro se puede abrir en cualquier momento del día. Es dinámico, para sentir la presencia de Dios en cualquier momento y según las circunstancias que van pasando en cada familia.

Como profesora y catequista, ¿qué opinas del despertar religioso en los más pequeños? ¿Cuándo lo sueles percibir y cómo?
El despertar religioso aparece como una llamada personal que ocurre con una conexión íntima con Dios que muchas veces no se puede describir con palabras. Creo, de verdad, que cada persona puede ser «llamada» en un momento diferente. Pero he visto el despertar religioso de los niños a través de la experiencia del amor y la cercanía en lo cotidiano (en el perdón, cuando se han sentido consolados o han consolado, en momentos de tristeza, en momentos de alegría…). En los más pequeños suelo percibir un cambio en la forma de mirar el mundo. Es en el momento que perciben el amor de Dios cuando abren el corazón a su alrededor y miran a los demás con los ojos del amor: con delicadeza, con preocupación, con admiración, con alegría, con coraje, con fuerza. Ellos mismos necesitan y piden en la catequesis ir a la capilla a dar gracias. También me comentan que sienten la necesidad de estar pendientes de lo que necesitan los demás y eso les da paz.

Interior Tú estás aquí_2

¿Cómo podemos alimentar ese despertar religioso y espiritual que percibimos en los niños?
El mundo de los niños es menos complicado que el de los adultos. Para ayudarles hay que estar atento en su día a día, acompañar cada momento y estar cerca para poner palabras a todas las cosas. Las rutinas también son muy importantes para los niños/as. Podría ser interesante recoger, al acostarse, todo lo vivido durante el día y convertirlo en una plegaria. Los adultos también pueden explicar algo de lo que han vivido y convertirlo en una oración de acción de gracias.
Acompañar a los niños en su despertar religioso es un momento muy especial, ya que les hace abrir los ojos a la humanidad, a su espiritualidad y es un gran regalo que los acompañará a lo largo de sus vidas. Al mismo tiempo acompañándoles nos ven como modelo y rezar en familia es un momento de conexión con Dios y con nosotros.

«Volver al mundo de los niños y disfrutar cada segundo es volver a la esencia del ser humano». Con esta preciosa frase acaba tu libro. ¿Nos la comentas? 
Llevo 26 años trabajando con niños/as pequeños y me siento verdaderamente afortunada. Cuando estoy en clase se para el tiempo, ellos no necesitan grandes cosas para ser felices, una simple caja se puede convertir en una nave espacial… Ellos no llevan reloj, solo entienden del paso tiempo cuando sus familiares los vienen a buscar para ir a casa o a jugar. La vida pasa muy rápido. Saborear cada momento, cada minuto, escuchar al otro, sentir, abrazar, acompañar, entender…, volver al mundo del sentir, sin dejarse llevar por el individualismo…, todo esto te ayuda a conectar con los demás, te hace «Volver al mundo de los niños… volver a la esencia del ser humano».